viernes, 28 de septiembre de 2012

Tenemos la idiota certeza de que la gente es idiota.

Un simple empleado advierte que cierto trabajo final contendrá un error, pero su jefe descarta corregirlo por el apuro. Un pequeño error de programación que llevaría tiempo arreglar, una falla en la maqueta que con suerte no notará el docente, un micrófono al aire en una escena romántica que con suerte no notará la audiencia. Tantas cosas y tantos casos. Total, tenemos la idiota certeza de que la gente es idiota. Y la gente en realidad verá el error, pero el emisor nunca lo sabrá porque no es receptor y ya está ocupado en su nueva urgencia. No hay tiempo, nos come el aire, time is money. Como un funcionario en cuya conferencia de prensa no acepta preguntas, los parlantes se niegan a ser micrófonos.

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El Modelo no terminó de maquillarse pero debe salir al desfile. La obra no terminó de ensayarse pero llega la fecha de estreno. El hospital no tiene algodones pero la agenda pide que se inaugure. Los recursos se agotan pero hay que seguir depredando. La barrera no está alta ni baja pero así la vio siempre el colectivero que cruza para llegar a horario. El camionero se duerme pero debe entregar la mercadería. Los frenos del tren funcionan mal pero no podemos suspender el viaje a tanta gente. Los pasajeros intuyen el peligro en el trayecto pero no pueden llegar tarde al trabajo. El piloto de LAPA escucha la alarma al despegar pero no le presta atención porque suena siempre. Las advertencias llegaron al despacho del jefe pero el señor está ocupado todos los días. La excavadora está tocando los cimientos del edificio vecino pero no podemos estar en todo y hay que terminar rápido la torre. El artista está vivo pero preparame la necrológica. La lógica ha muerto pero la seguimos hamacando como en Psicosis. La anestesia está vencida pero el paciente está en la camilla y hay que operarlo urgente.

Queremos subir al tren de la historia ya, ahora, y a él también le faltan frenos.

viernes, 21 de septiembre de 2012

La Ansiedad



¿Será lo que persistentemente desencadena venir acá a escribir, es una pregunta? No se si es retórica, no se si es capciosa o solo una justificación para una catarsis. Pero si hay algo que sé, es que esa pregunta genera otra y otra y otra y así siempre forjando mil interrogantes y nunca una respuesta concreta. Debe ser que tapamos o encubrimos el poder de respuesta con otra pregunta. Hoy por ejemplo no se de que hablar, en realidad no se bien que es lo que quiero expresar, será que tengo miles de dudas al respecto, dudas, preguntas, incógnitas sin resolver, pasados que vuelven a un presente invadido por la incertidumbre de un futuro fortuito, la ansiedad de querer resolver algo que no esta a nuestro alcance. No sabia de que hablar, pero acá estoy, tirando palabras al azar, el aleatorio, dulce y puto azar, aquel que nos emociona y otra vez nos genera la desazón de querer saber qué será? Todo se resume a una ansiedad, ansia que muchas veces nos traiciona y nos deja con las manos vacías. Nos impide pensar, resolver, solucionar, remendar, actuar, desenvolverse, intervenir, concretar, definir, escuchar, sentir, percibir. El doble filo que cada vez que se hace presente nos corta, nos deja una marca, una huella, una herida, una cicatriz que cada vez que la vemos o sentimos nos hace dar un paso atrás, ahí, en ese momento nos dimos cuenta que aprendimos, dedujimos que la ansiedad nos enseño a saber reprimirla. Nadie quiere vivir marcado por malas experiencias, ese es el doble filo, el dolor de haber actuado mal y la prudencia que adoptamos a la hora de buscar una respuesta a nuestras preguntas. ¿La ansiedad es lo que nos lleva a generarnos preguntas? Algo de relación debe tener, no quiero profundizar semánticamente y mucho menos en el campo de la psicología. Es solo una pregunta, pero no voy a negar que no me genere agitación saber la respuesta a semejante planteo. Otra vez, es un círculo vicioso. Vicios que el deceso de ellos nos generan, que? Ansiedad. Durante nuestro día a día la sosegamos, la aplacamos, la serenamos, sabemos opacarla, camuflarla, desfigurarla, disimularla, satisfacerla, reducirla, someterla, minimizarla, con una charla, con un psicólogo, con comida, con la bebida y con el clásico cigarrillo. Este último, es algo sorprendente, es inteligente. El cigarrillo, sabe cuando terminamos de comer y lo fumamos porque estamos sastifechos, lo fumamos cuando tenemos una duda que nos quita el sueño o simplemente lo fumamos antes de dormir y cuando discutimos para calmarnos otra vez la ansiedad.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Lo que nos molesta nunca se termina.



Esas personas que se jactan siempre de decir: "-tengo códigos" a esos les desconfío mas que a nada, siempre recalcando su moral y lo orgullosos que están de ser fiel a ella, esos son los primeros en mirarle el culo a tu novia, los primeros en criticarte a tus espaldas cuando no estas, los que te palmean el hombro cuando te saludan, son los mismo que usan el "capo, campeón, genio" para referirse a vos cuando intentan entablar una charla, ni hablar de los que dicen "Negri, negrito" desconfío mucho, tengo un nombre man! mis padres pelearon 9 meses para decidirlo! DESTO EL APODO. Esa gente de mierda, nunca se va a terminar, es como los mosquitos, que tanto nos amagan de noche a picarnos y nos avisan de su presencia pasando razante a nuestra oreja descubierta en la inmensidad de la noche y la oscuridad de nuestra habitación, como las palomas que siempre que terminamos de lavar nuestro auto se cagan, literalmente, en todo nuestro esfuerzo de dejarlo limpio, como las piedras que se nos meten en las zapatillas, como la arena en la cama después de un día de playa, por mas que nos hayamos bañado, no sabemos de donde mierda sale. Esas cosas que tanto nos molestan, siempre van a existir, por más que nos quejemos y elevemos gritos de furia e insultos creativos hacia la inmensidad del cosmos y hacia todos los dioses, nunca van a desistir. Siento por momentos que por mas que las odiemos con fuerzas, estas cosas tienen un campo de energía a la inversa, todo eso que deseamos que deje de pasar, se transforma en algo mas y mas y mas potente, lo que nos genera paradójicamente esa impotencia de sentirnos vulnerables ante ellos. Pero si hay algo que nunca se va a acabar es la incertidumbre y eso me violenta mucho.

Lo cotidiano me deslumbra.



Últimamente me llama mucho la atención cosas cotidianas, que pasan casi desapercibidas, me pongo a pensar quien será el director de la agencia de "diseño de repasadores" pienso como serán las charlas entre el diseñador y el director: "-pensé que seria buena idea ponerle cubiertos antiguos o unas naranjas cortadas a la mitad, vos que decís? -Genial! me parece fantástico! novedoso, mándalo a imprimir!" Lo cotidiano, eso que no llama la atención, lo que ya tenemos incorporado como normal, a mí me parece algo fantástico. Al igual que las herramientas y sus nombres híper creativos, pela papas, pisapapeles, encendedor, licuadora y así podría estar todo el día enumerando miles de artefactos que ya por su simple nombre quedan rotulados a esa función, porque no usar un pela papas para pelar una manzana? o un pisapapeles para romper una nuez? Obviamente yo hago eso, me cago en la función designada a cada cosa para darle una vida útil para otra, como un cuchillo de destornillador o de escarbadientes. Me fascina la cotidianeidad y todo lo que la compone. Otra de las cosas de esas que pasan día a día que me sorprende es la música, escucharla cuando estas mal y que te cambie el humor, si, ya se que es un cliché, o enamorarse por dos semanas de una canción y que esa canción te lleve a descubrir otra y así en un loop eterno, cerrar los ojos y sumergirse en la letra, vivirla en nuestra imaginación, interpretarla según nuestros recuerdos o fantasías, la música nos da la posibilidad de ser quien realmente queremos ser, eso que anhelamos, cantarla en voz baja o en la ducha o cuando estamos solos, es algo que no me deja de sorprender.